Como estaba previsto, el sábado
pasado, celebramos otro encuentro en el espacio “cultivando la
sonrisa”, en el salón de té Shiva.
Charlamos sobre la estación en la que
nos encontramos: la primavera y la siguiente, el verano. Con ello
damos por cerrado el ciclo de dos encuentros y, por ende, sus
respectivos artículos dedicados a las estaciones iniciado en el
artículo anterior: “Del invierno a la primavera, pasando por la
estación intermedia: la tierra”.
Recordamos el final de la anterior
charla: reconociendo la importancia de la alegría para elevar el
Chi. Es el “alma” de este espacio, que queda reflejado en su
nombre: “Cultivando la sonrisa”.
Los hábitos que se tengan son
esenciales para nuestra salud y la filosofía de la naturaleza china
y en relación al camino de la naturaleza aportan grandes
conocimientos y en concreto prestando atención a la existencia de
las cinco estaciones donde se recogen algunas orientaciones. Si en
invierno se recomienda tener la cabeza fría y los pies calientes, en
primavera y otoño se aconseja que ambos estén a una temperatura
baja. Al acostarse, en primavera y verano, lo apropiado es acostarse
hacia el este y en otoño e invierno es hacerlo hacia el oeste. En
todas las estaciones se recomienda acostarse temprano y sobre todo en
invierno se aconseja levantarse tarde. Por el contrario, en el resto
de las estaciones, el levantarse temprano es muy aconsejable. Otra
recomendación, que conozco desde siempre, es que no se debe beber
agua fría en general, pero sobre todo si se está enfermo o sudando
pues daña el corazón y el estómago. Recuerdo cuando era verano y
se estaba trabajando en el campo, mi abuela no dejaba que se bebiera
agua fría cuando se sudaba.
Todos sabemos lo importancia que tiene
una buena higiene bucal. Pues en la medicina china, según he leído,
se aconseja lavarse 7 veces al día pues se considera que prolonga la
vida y fortalece los huesos, los dientes, los músculos, las uñas y
el pelo. Un hábito que mejora y aumenta la energía vital es el de
dormir de lado y con las rodillas flexionadas. Es una costumbre que
no lleva dificultad económica, solo supone el esfuerzo de
realizarlo. Todo lo que se logre avanzar en este aspecto será muy
beneficioso.
La primavera comienza en el este, que
es por donde sale el sol. Es el momento en que la naturaleza inicia
su despertar, es la estación del renacer, de la vitalidad y
frescura. Está representado por el elemento madera y es el
denominado “primer movimiento”. Este elemento, la madera, rige el
crecimiento, desarrollo y desbloqueo, pues la energía se abre y
expansión, comenzando a moverse con fuerza. Los días comienzan a
ser más largos, hay más luz y es cuando más ganas tenemos de
iniciar proyectos, de realizar cambios y de renovarnos. Cuando
comienza esta estación suelo pensar en los osos. Invernan durante el
invierno y me los imagino desperezándose, saliendo a los campos
cuando el sol comienza a calentar y la vegetación a brotar.
El verano se sitúa en el punto
cardinal sur y su característica es el calor.
La primavera se la relaciona con el
color verde, con el sabor ácido que son los que activan al elemento
madera. En cuanto al clima, es el viento quien lo define. Según la
medicina tradicional china vincula, en esta estación, a la madera
con el hígado y la vesícula biliar pues ayudan a realizar los
procesos digestivos de almacenamiento, filtración y distribución de
los nutrientes por la sangre. La energía se mueve por los laterales
del cuerpo y por al parte interna de las piernas, se vincula con los
músculos, los ligamentos, tendones y el sentido de la vista.
En esta estación es cuando renacen en
mi más gana para las actividades al aire libre. Puede ser un buen
momento para iniciar actividades físicas, sobre todo de
estiramientos y Chi-kung. Hay un lugar, un pequeño rincón en un
parque, cerca de mi casa donde comenzando está época me gusta
acercarme los domingos por la mañana a realizar los ejercicios de
estiramientos y después acercarme a nadar.
A nivel emocional se considera que la
primavera aporta equilibrio para desarrollar la creatividad, la
imaginación, tener iniciativa, paciencia, ser perseverante,
tolerante, y la capacidad de visión, entre otras. A mi manera de ver
es la estación ideal para el crecimiento y el avance personal; para
comenzar y seguir.
El verano es la estación de máximo
esplendor, la naturaleza está rebosante de actividad y
productividad. Es el momento de iniciar la recolección más
importante pues los productos comienzan a madurar. Así continuará
hasta el otoño. ¡Hay que hacer despensa para el invierno!.
El elemento que lo representa es el
fuego que refleja el brillo y la fuerza del sol. Tienen la función
de calentar y elevar la energía, haciéndolo con ímpetu. Llega a su
máximo esplendor. ¿Será casualidad que sea cuando elegimos
disfrutar de nuestras vacaciones? ¿Cuándo celebramos nuestras
fiestas tradicionales? No es casualidad que sea la estación donde
nos sentimos pletóricos, llenos de vitalidad y entusiasmo. Se tienen
más ganas para relacionarnos, de hacer actividades, como excursiones
o viajes; en general de compartir y gozar. Se nos abre el corazón y
la mente que son tan necesarios para que toda acción prospere y
culmine.
El color que representa el verano es el
rojo, el sabor el amargo que activan al elemento fuego.
Coincidimos en que en estas estaciones
tenemos las emociones a flor de piel. Así señalamos la importancia,
más si cabe, del control emocional en esos momentos. De la habilidad
de gestionar las emociones de forma que la energía emocional se
canalice hacia el crecimiento, mejora como seres humanos y la mayor
calidad de nuestras relaciones con los demás. Esto incluye a dos
valores importantes: la responsabilidad y la conciencia del impacto
emocional global. Somos parte de un todo y lo que daña a las
personas que tenemos a nuestro alrededor o en nuestro entorno nos
daña a nosotros mismos. Por ello, la importancia de actuar de forma
emocionalmente saludable. Pues, somos responsables de las acciones
que se derivan de una correcta gestión emocional. Y en viceversa
también.
Hay momentos de la vida en que
acumulamos emociones sin gestionar y estos se convierten en tóxicos
que producen desequilibrios. Nuestra responsabilidad consiste en
elegir no retener y no aceptar las agresiones que nos llegan. Buscar
y dar una salida, no agresiva, para construir lo que se denomina
auto-control emocional y crear una base fundamentada en el
conocimiento y confianza en nosotros mismos. Comprender que no existe
una realidad única, que somos interdependientes nos lleva a ser más
flexibles, y con ello, se logra el éxito de tener una mente
reforzada. Vivir en la generosidad puede ser una forma de andar el
camino y salir de una vida inmersa en el egoísmo. Esto lo relaciono
con la idea de vivir compartiendo lo que se tiene, en vez de dar lo
que no se necesita.
Para concluir diría que la mejor
manera de gestionar nuestras emociones toxicas, es elegir la
dirección de mejorar nuestras capacidades y trabajar el
desprendimiento en lugar de criticar al otro o asfixiar las
relaciones.
Siguiendo en la línea de nuestro
crecimiento personal y para ello considerando que no se puede hacer
sin aprender a cuidarnos, se propuso para los siguientes encuentros
hablar sobre la curación taoísta enfocándolo en dos prácticas
importantes: La Sonrisa Interior y Los Seis Sonidos Curativos.
Los que conocemos estas prácticas
sabemos los beneficios que aportan y por ello la importancia de
compartirlo.
En esta ocasión Conchi nos facilitó
el poema de Mario Benedetti: “No te rindas”.
Y entre aplausos y recordando nuestra
frase: “Voy a soltar quinientas risas y luego voy a soltar
quinientas más, para ver el lado positivo detrás de cualquier
adversidad” dimos por finalizado el encuentro.
Con mis mejores deseos desde el
pensamiento, la palabra y el corazón.
Lucía.