El
primero lo encontré en la Cuesta Moyano de Madrid, un domingo de
otoño, hace algunos años y el segundo ha llegado a mí en
forma de regalo. A todo esto, les une que por ambos autores siento
una gran admiración por su trabajo y obras.
¿Y que tiene esto que
ver con coincidencias? ¿Existe alguna coincidencia entre ambos?
Pues lo que coincide es
que realizo las lecturas de los libros en el mismo periodo de tiempo
y que encuentro unas líneas en ambos que hacen referencia a la
oscuridad.
En el caso del libro de
Ramiro Calle, el capítulo siete lo
dedica a “Los cuatro elixires emocionales”. Estos son el amor, la
compasión, la alegría compartida y le ecuanimidad. Comienza
haciendo referencia a un cuento indio significativo: “En una
ocasión la oscuridad, contemplando espantada que estaba perdiendo
terreno con respecto a la luz, decidió ponerle un pleito. El día
acordado para la vista, llegaron a la sala del juicio la luz y su
abogado y el abogado de la oscuridad. Como quiera que pasaba el
tiempo y la oscuridad no se presentaba, el juez falló a favor de la
luz. Resulta que la oscuridad estaba fuera de la sala. Simplemente no
había podido entrar porque había luz.”
En el
reverso del libro de Jesús Sánchez Adalid se encuentra el siguiente
comentario: “Además de describir la persecución y el proceso que
la Inquisición emprendió contra Teresa de Jesús, a través de
estas páginas nos sumergimos en la España del siglo XVI, en sus
claroscuros, sus entresijos, sus desmesuras e intransigencias. Una
narración caleidoscópica que da las claves pare entender uno de los
episodios más oscuros de nuestra historia.”
La
enseñanza que Ramiro Calle hace del cuento y da pie para hablar de
los elixires emocionales es que “del mismo modo que la luz disipa
la oscuridad, las emociones sanas desplegadas y bien establecidas
evitan la presencia de sus opuestos, las insanas.”
Me
parece curiosa la coincidencia y a la vez me hizo pensar: Lo que nos
precede de nuestra historia y lo que vamos construyendo día a día.
Espero que esto último, junto a los elixires emocionales. Así nos
acompañaremos por la luz.
Con mis mejores
deseos: con el pensamiento, la palabra y el corazón.
Lucía
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